Christopher Plummer (n. 13 de diciembre de 1929) es un actor canadiense ganador de los premios Emmy y Tony.
Biografía

Christopher Plummer, nieto de Sir John Abbot, nació el 13 de diciembre de 1929 en Toronto, ciudad que abandonaría para mudarse con su madre a Senneville, cerca de Montreal. Durante su infancia estudia para ser pianista, pero pronto nace en él el deseo de ser actor. Para desarrollar su carrera se une a la Canadian Repertory Company, en la que alcanza cierta notoriedad en parte gracias al dominio del francés y el inglés. La actriz Eva Le Gallianne le ofrece su primera oportunidad de lucimiento en The Constant Wife, según la pieza de William Somerset Maugham, en 1954. Al año siguiente estrena The Dark is Light Enough, The Lark y Medea, cuyas representaciones le llevan hasta París. Dos años después se casa con Tammy Grimes con la que tiene una hija, Amanda Plummer.

A su regreso de la capital francesa, Sidney Lumet le contrata para la película Sed de triunfo (1958), tras la cual se divorcia y vuelve al teatro, en el que interpreta papeles como Enrique II de Inglaterra en Becket (1962), un ser que se enfrenta a su mejor amigo (Thomas Becket), con el que antaño había compartido juergas.

Después de contraer segundas nupcias en 1962 con Patricia Lewis, en 1964 su rostro se popularizó gracias al estreno de La caída del imperio romano donde encarna a un Cómodo, corruptor, que se siente traicionado, más pendiente de organizar fiestas para el pueblo que de mantener la paz, y que muestra recelos a la hora de conceder la ciudadanía romana a unos bárbaros -a los que más tarde asesina a traición- mientras Siria se rebela contra el Imperio romano. Su composición de un emperador romano de carácter autoritario y chulesco le abre las puertas para otros papeles. Entre éstos destaca el Capitán Von Trapp de Sonrisas y Làgrimas, un viudo con siete hijos cuya rígidez se desmorona al entrar en su vida la institutriz María (Julie Andrews), con la que llega a casarse y huir de Austria tras despedirse de sus amigos en un festival de música donde entona la canción Edelweiss. A pesar de su enfado ante la sustitución de su voz en las secuencias musicales, el filme hace disparar su cotización gracias a su éxito comercial. A partir de entonces los directores le encomiendan personajes más o menos elegantes, a veces bondadosos, otros villanescos. Mientras tanto en 1967 se divorcia de Patrica Lewis y en 1972 se casa con Elaine Taylor.

Durante los setenta, Plummer combina sus apariciones cinematográficas con las teatrales. De esta manera tras ganar el Tony por Cyrano de Bergerac (1974), se mete en la piel de Rudyard Kipling en El hombre que pudo reinar y hereda de David Niven el papel de Sir Charles en El regreso de la pantera rosa bajo las órdenes de Blake Edwards. En Asesinato por decreto (1979) pasa a engrosar la lista de actores que han encarnado a Sherlock Holmes en el cine.

En los años ochenta centra su actividad profesional en el teatro, en el cual llega a interpretar a Yago en Otelo (1982) y Macbeth (1988).

A mediados de los años noventa «regresa» al cine con breves cometidos: el empresario de Lobo (1994), el detective de Eclipse total (1995), el psiquiatra de Doce monos (1996)…

En 1997 gana su segundo Tony por Barrymore, interpretación que junto a la realizada en la película The Insider (El Dilema o El Informante) abre una nueva etapa profesional. En efecto su papel de Mike Wallace, un reconocido periodista norteamericano (recientemente retirado) le vale varios premios de la crítica cinematográfica, aunque no logra quedar candidato a los Oscar. Hollywood empieza a reclamar sus servicios con mayor regularidad: lo reúne de nuevo con Julie Andrews en la versión para televisión del film On Golden Pond -donde interpreta a un hombre de la tercera edad que aprende a disfrutar de la compañía de su nieto-, tiene también un papel en A beautiful mind (2001).

Plummer vuelve al cine más pequeño e intimista con Lucky Break, donde interpreta al jefe de una cárcel, y Ararat, donde defiende el papel de un guardia de seguridad de un aeropuerto. En 2004 combina las representaciones de Rey Lear con sus papeles cinematográficos en La leyenda de Nickolas Nickleby y Alexander. A estos títulos le siguen …Y que le gusten los perros (2005), Plan oculto -donde defiende el papel de banquero que se enriqueció gracias a los nazis y que oculta su pasado-, Syriana -donde encarna a un empresario con intereses en el petróleo-, y El nuevo mundo donde presta su cuerpo a un capitán que defiende la disciplina de los oficiales de a bordo durante la colonización de Virginia.